Resulta
extraño ver como dos países que comparten su territorio en una isla, La
Española, hayan podido evolucionar de manera tan distinta y dispareja. Haití y
la República Dominicana, que en su día fueron colonias españolas y francesas, a
raíz del mal estado que sus colonizadores dejaron parte de la isla y sobre todo
la mala gestión que llevaron a cabo los respectivos líderes de ambos países,
dieron resultado al ineficaz desarrollo social y económico de ambos países.
La isla fue descubierta por Colón en
1942. Tras dos siglos largos siendo dueña de la isla, España, a finales del
S.XVIII, cedió la isla en su totalidad a
Francia, ya que vio con mejores ojos otras tierras con mayor número de
indígenas a los que explotar. Los franceses, quienes explotaron la isla
primordialmente para exportar madera hacia Francia, sufrieron dos rebeliones de
esclavos y se vieron obligados a mandar un ejército que finalmente fue
derrotado, dejando a los antiguos esclavos como dueños de la nueva isla Haití.
El odio que habían engendrado los franceses en sus esclavos (procedentes de
África) llevo a estos a matar una gran parte de la población blanca de la isla,
lo que resultó en una pérdida de recursos humanos. A partir de aquí podemos
decir que el destino deparaba dos futuros distintos para Haití y la República
Dominicana y que, como pasó con la Primera Revolución Industrial cuando se
juntaron todos los factores necesarios para que se produjera en Inglaterra,
como bien explica Jared Diamond, “las
diferentes evoluciones de los dos países estaban predeterminadas: había
numerosos factores independientes que coincidieron en una misma época para
inclinar el resultado en una misma dirección”.
Haití había quedado prácticamente sin forestación a raíz de
la explotación francesa, algo que la República Dominicana seguía manteniendo en
gran extensión. La “política” en ambos lados de la isla, si es que se puede
denominar así, fue realmente desastrosa, ya que los políticos que llegaban al
poder solo gobernaban con el fin de enriquecerse ellos mismos y enriquecer a
aquellos más cercanos. Pero los dictadores haitianos, como los Duvalier,
resultaron mucho más malvados y no solo terminaron matando a un número de
compatriotas mucho mayor que los que mató Trujillo en el otro lado de la isla,
si no que ni se preocuparon por llevar a cabo políticas de desarrollo de ningún
tipo. Sin embargo los dictadores
dominicanos como Trujillo y Balaguer tuvieron cierta preocupación y visión a
futuro, y acertaron al llevar a cabo ciertas políticas de desarrollo y proyectos
de conservación forestal que beneficiaron enormemente a la República
Dominicana. Otra de las causas que propinaron a Haití una difícil evolución
como país, fue su poca capacidad de recepción hacia los inmigrantes e
inversores europeos, lo que tuvo un efecto rebote en la República Dominicana y
que gracias a su mayor receptividad se benefició de las aptitudes de los
inmigrantes europeos.
Actualmente las tasas de crecimiento demográfico y densidad
de población de ambas partes de la isla son verdaderamente altas, si bien en
Haití lo son todavía más. La renta per cápita de la República Dominicana es de
unos USD$5800 y la de Haití de unos USD$850. Como vemos son cifras
verdaderamente preocupantes, y deberíamos tomar conciencia de lo que esta
ocurriendo en este tipo de países, porque como bien nos recuerda Diamond,
vivimos en un mundo globalizado donde en mayor o menor medida todo lo que
ocurre alrededor del mundo nos afecta.
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